Tras una dramática tanda de penaltys, la selección holandesa ha logrado revalidar en Eslovenia el título de campeones continentales sub-17 que consiguieron el año pasado. Cierto es que este Europeo ha pecado de un fútbol de bajo nivel, con pocos destellos de calidad y con resultados muy cortos en goles, pero Holanda ha mostrado ser quizá la selección más completa de este campeonato.
Ante más de 11000 espectadores que se congregaron, ambos conjuntos comenzaron el partido más preocupados en recibir un gol que de anotarlo. Las defensas se impusieron claramente a los ataques, nota habitual en este campeonato, y la primera parte acabó con un triste 0-0.
El estilo de ambos equipos cambió de forma radical en la segunda parte. Por fin, la garra y el talento comenzaron a aparecer sobre el campo. En el minuto 45, uno de los mejores jugadores del campeonato, el alemán Goretzka adelantaba a los suyos tras rematar de cabeza un balón colgado al área. El dominio germano se hizo palpable, y el gran meta holandés Olij, mantuvo viva a Holanda en el partido.
Cuando el partido ya parecía sentenciado, y Alemania se veía con la corona de campeona puesta, un centro en el tiempo de descuento de Thom Haye, fue rozado por van den Boomen y en un barullo dentro del área apareció Acolatse, anotando el gol del empate y desatando la locura en sus compañeros.
Este golpe pesó en la moral de los teutones, que ya se veían campeones, en la prórroga estuvieron desaparecidos, y en la siempre azarosa tanda de penaltys, Olij se conviertió en el héroe de Holanda tras detener el penalty decisivo a Stendera. Holanda por segunda vez en su historia se proclama campeona de Europa sub-17. Próximamente postearé, a mi juicio, el mejor once del campeonato.
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